Saturday, June 10, 2006

-PLATOS POR FREGAR-


Hola: tras un largo tiempo de ausencia hoy he retomado la escritura (tecleadura seria más correcto), he tenido muchos compromisos… realmente no fueron compromisos tal vez podría llamarlos percances o tragedias, o tareas y obligaciones bueno… también compromisos. ¿Conté que no tengo ordenador? Pues eso, no tengo ordenador, lo que no me facilita nada lo de escribir, porque eso de ir al ciber-café y tener que escribir allí todo lo que se te pasa por la cabeza… me saldría muy caro… ¡si! me estoy justificando.


Siempre estoy con teclados prestados, en el trabajo, los de amigos y los de alquiler, nuevos y viejos, si vierais este en el que estoy ahora, aun no se como voy a sacar el texto, pues por no tener no tiene ni disquetera ni CD, y la configuración del teclado es otro cantar ¿como coño pongo la arroba? Un misterio sin resolver, tampoco tengo que ser informático, bastante tengo con pelearme con el Word los “usbs” y el maldito "norton" que siempre me alerta, muy atento el, de que no esta actualizado ¡pues que lea el periódico! Hoy en día quien no esta actualizado es por que no quiere, por que hasta te regalan la prensa por las calles, ¡si! esos periódicos de una veintena de paginas que reparten en las bocas de metro o en esquinas concurridas del centro, aunque no sean de rabiosa actualidad sino de actualidad tardía y mucha noticia de pacotilla, un hombre que batió el record de comer salchichas, una mujer que parió un chaval de cinco quilos… pero ¿qué? ¿Le vamos a pedir peras al olmo? A caballo regaliz… no me gusta el anís.


Pues he tenido una serie de compromisos, el más importante ha sido una cita pendiente conmigo mismo, me presentaba a unas pruebas de acceso a una escuela de artes aplicadas de esta ciudad condal, tenia que empollar, aunque no fue este el motivo que me aparto del teclado, pero ayudo por supuesto.


Ayer cene y como estaba cansado no fregué los platos, me fui a la cama. Si conocéis al hombre marmota, me conocéis a mí. Me encanta dormir, soy de los que duermo casi todos los días la siesta, en invierno porque hace frió, en verano porque el sopor de después de comer. Me gusta mi calido cubil impregnado del olor de mi cuerpo que me ayuda a relajarme para cruzar al otro lado del mar, a la tierra de lo inconsciente, rodeado de lo reconocible por los sentidos que cuando, aunque estés desconectado, siguen funcionando, olfato, oído, y tacto, también el gusto (aunque no me suelo meter nada en la boca para saborear cuando duermo), la vista es la única que tiene un buen sindicato, ella hace su horario y ya esta, todo lo que ves en tus sueños lo ve tu cerebro. Cuando me desperté, tarde como siempre, con el mínimo tiempo para vestirme lavarme la cara y desayunar, esto último casi nunca pues no me da tiempo, los platos seguían estando sin lavar, y no me pude hacer cargo de ellos.


La “Constancia”: ¿quien será esa chica? Yo la conozco muy poco, tengo escaso trato con ella, no me acuerdo de como va vestida, la ultima vez que intente verla llegue tarde ella había terminado su trabajo, nunca deja las cosas a mitad, y se fue. Es uno de mis grandes defectos lo poco constante que soy para las cosas rutinarias, porque las rutinas como a muchos me aburre, odio ir siempre al trabajo por las mismas calles, no soporto esos pequeños trabajitos dentro del trabajo que se tienen que hacer todos los días y a la misma hora, como barrer la entrada de la tienda al abrir por la mañana, o montar mesas en el restaurante al principio de la noche… soy como dice mi sicólogo y mi astrólogo (lo del astrólogo ya lo explicaré algún día que tenga tiempo o contexto donde insertarlo) un espíritu “free land”. Pero no se puede ser cien por cien libre, siempre hay algunas tareas rutinarias, como mínimo las de higiene, que no se puedes eludir para siempre si quieres que tu vida tenga un mínimo de orden.


Hoy cuando llegue a casa estarán los platos, con sus trocitos impregnados en grasa pegados, esperándome a mi y al jabón, por suerte tiene fácil solución los puedo fregar o tirar como si fueran desechables y mañana ya no tendré los platos sucios. Lo que no tiene fácil solución, son aquellas cosas que aunque las deseches te siguen molestando, esas cosas que dejaste a mitad y van pasando los años y siguen a mitad pero no te puedes olvidar de ellas, cosas que para tenerlas, a veces, no parezca que influya la inconstancia, falso error porque la costumbre de postergar tareas es complemento muy acorde con esta manera intermitente de actuar, todos tenemos una lista de compromisos que no hemos hecho o que nos falta hacer, un viaje, ir al gimnasio, dejar de fumar, no mentir, el carnet de conducir, pedir perdón, un blog sin atender… en mi caso, una cosa que me pica y me molesta son los estudios que deje hace ya muchos años, y aunque no tenia intención de retomarlos, parece ser que mis amigos más cercanos si que se han dado cuenta de que esta tarea a mitad, fruto de malas costumbres, en ocasiones, me despierta por las mañanas con sabor de desazón, y han pensado empujarme un poco para que me decida a por lo menos intentarlo, y no termine siempre arrojando las culpas a la sociedad en la que vivimos que siempre se me ha antojado demasiado competitiva y, como al parecer no nos van a regalar nada, me enfrente a mis errores, los reconozca y los utilice en mi favor, como en el karate, que la energía que tu oponente utiliza en su ataque termina siendo la misma con la que lo derribas. Como la materia, la energía ni se crea ni se destruye, se transforma, ahora me toca resolver como cambiar, mutar, transformar, mi forma de hacer.


Así que bien, ahora yo, aunque no soy el mejor ejemplo, os invito a que cuando lleguéis a casa, con los cinco sentidos en alerta cual karateka, intentéis reconocer vuestra pila de platos sin limpiar, si no los queréis pasar por el fregadero (pica para que me entiendan en Cataluña), por lo menos que sepáis cuales son, que no olvidéis que están ahí, que no se van a ir ni desaparecer, y que a veces son ellos los que nos despiertan de mal humor, que no siempre es el mundo el que esta contra nosotros, en ocasiones somos nosotros los que nos auto-boicoteamos llenando de porcelana desatendida por la inconstancia nuestro subconsciente.


Por cierto, antes de terminar y a quien pueda interesar, aprobé el examen de acceso a la Masana (nombre de la escuela de arte) con un seis con seis, ahora solo tengo que esperar para saber si el corte de la media no es demasiado alto y mi mediocre aprobado (resultado de dos semanas escasas de codos sobre la mesa) es válido para que me dejen matricularme el próximo curso. Un plato menos que limpiar.

2 comments:

Doctora Queer said...

Enhorabuena por animarte a hincarle el diente a lo de la Masana. Y no es que sea estudiar por estudiar... eso es una chorrada, es porque tú lo vales y porque tú vales.

Sabes lo que tengo yo en mi pica o fregadero? Una olla de esas enormes y llenas de grasa, de comida quemada y pegada que vas lavando poco a poco y que siempre está ahí porque nunca terminas de limpiarla.

Sales y sabes que a tu vuelta tendrás siempre la olla pendiente.

Lavas los cacharros que necesitas para el día a día para intentar sentirme mejor, pero la olla sigue pendiente.

Te vas de vacaciones y a tu vuelta te encuentras la olla haciéndote sentir mal porque lo que tenías que haber hecho era limpiarla.

Pero es que es tan grande y hay tanto que limpiar!

Lleva ya varios años allí y ahora, por fin, he decidido que no me aparto del fregadero hasta que no la deje reluciente.

Anonymous said...

Hola Ricardo, muy buena esta actualización.. me ha gustado mucho. Animo! y suerte con lo de la matricula :)
besos xx