Saturday, June 10, 2006

-FREACKIS-



Hoy he tenido un día nefasto, ha sido un día cargado de todo el pesimismo que puedo llegar a sentir sin entrar en depresión, me oprime el pecho al respirar, y se me escapan los suspiros ¿Todo el mundo quiere ser diferente?, este tipo de cuestiones en un día como el presente, un día en el que mis pensamientos me castigan, me impiden levantar cabeza, pueden llegar a ser abrumadoras, imponiéndole al día un talante reflexivo ¡vamos! Que me he pasado las horas en la luna de Valencia –ciudad de las ciencias- dándole a las conexiones neuronales más trabajo de lo saludable (espero que no me denuncie la organización mundial de la salud).


El telediario, los anuncios, los programas de muchos canales, el periódico, la radio, hoy a pocos días del mundial de fútbol, me analizo frente a la pantalla de la TV y me reconozco como una persona atípica, no me gusta el fútbol, no me gustan los niños, no me gustan los animales de compañía, no me gusta estar en pareja (aunque casi siempre lo estoy, incluso en estos momentos lo estoy) no me gustan las carantoñas de pareja, no me gustan las concentraciones masivas de gente, fiestas populares, verbenas, sanjuanes, fines de año… no me gusta ir donde hay mucha gente, no me gusta las playas de la ciudad abarrotadas de gente, y siempre siento un cierto desprecio por todo aquello que goza del beneplácito de la mayoría, ejemplo: si un actor es archí-famoso seguro que no me hará moverme de mi casa para ir a ver una de sus películas al cine, si una actriz me gusta y termina siendo la más admirada, dejará de ser santa de mi devoción; como orientación sexual tengo por preferencia a mi propio sexo, tengo una tendencia natural a llevar la contraria a la mayoría, por lo menos de pensamiento, luego en la practica soy muy maleable y por comodidad no me cuesta ceder ¿Soy un inadaptado social? ¿Soy diferente al resto? ¿Quiero serlo?


Como preguntaba en el párrafo anterior ¿todo el mundo quiere ser diferente? En un principio parece ser que si, todo el mundo quiere ser especial, ser o tener algo diferente, que lo haga destacar del resto, de la muchedumbre, tener características físicas de armonía o exotismo, ojos más claros o más oscuros, labios más carnosos o mas delicados una larga lista de rasgos apreciados por ser símbolo de belleza; también un sin fin de comportamientos que dependen de la psicología, conocimientos y ética del individuo y de sus aptitudes para relacionarse con los demás, interactuar socialmente: inteligencia, simpatía, empatía, saber estar, agudeza mental, cultura, sentido común, sentido del humor, sentido estético, madurez, entereza, jovialidad, frescura, chispa, etc.… destacar en alguna de estas cosas puede hacerte diferente, por lo tanto: ¡si! Queremos ser diferentes pero… al mismo tiempo ser aceptados, pertenecer al conjunto, a la sociedad, al todo, esto nos crea un problema: tenemos la tendencia natural a rechazar lo que se sale de la norma, lo raro, lo no habitual, lo que nos da miedo, lo desconocido, lo que es diferente. ¿Entonces? ¿Qué queremos? La síntesis, nuestro ser contradictorio no dice que: queremos ser diferentes pero de forma moderada y sin que ninguna de estas cualidades sea peyorativa, no queremos ser diferentes teniendo tres brazos o un único ojo, no queremos ser especiales siendo excesivamente simpáticos llegando a ser insoportables. Para clarificar: hasta los que quieren ser o son freackis quieren que sus iguales los acepten en sus grupos de monstruos. Salvo excepciones, pues siempre existe uno que se desmarca de la generalidad, somos individuos sociales, nos gusta pertenecer a grupos, no nos gusta ser discriminados, necesitamos sentir el apoyo de nuestros hermanos de rarezas para reafirmarnos en estas, amarlas y hacer de ellas nuestras banderas, las que nos hacen especiales, las que nos hace incluso pertenecer a grupos selectos.


A fin de cuentas quien es más freack, la chica siniestra teñida de negro, piel pálida, sombra de ojos negra, medias rotas, ropa negra, crucifijo invertido en el cuello, en el club clandestino del centro con puerta pequeña o la chica teñida de rubio, silicona en los labios, lentilla azules, ropa de pret-aporte, reloj italiano en el club de golf con “o sea, o sea, o sea”… no importa, pertenecen a un grupo y son aceptadas, en sus cabezas y en la de sus iguales los marginados son los otros. Es aplicable para ti, es aplicable para mí también.


Como recurso para esta gran avalancha desbordada de información, y las futuras, aunque sean de otros géneros, que se aproxima con la llegada del gran encuentro mundial de fútbol, siempre podemos buscar nuestra minoría a la que este tema le resbala -aunque los medios de comunicación nos intenten hacer creer que a todos nos encanta el mundial y que estamos deseando pintarnos el cuerpo con los colores de nuestro país- reunirnos para cambiar de tema refugiarnos en el club, donde estas cuestiones carezcan de relevancia y compartir, desde nuestra afín y diferente forma de interpretar el mundo, que ellos, aun siendo la mayoría, son los raros.

2 comments:

Doctora Queer said...

Por qué a la mayoría de las maricas no les gusta el fútbol?

A mi nunca me gustó, y eso me hizo sentir mal en muchos momentos de mi vida, especialmente en mi infancia y adolescencia, donde casi me veía obligado a jugarlo.

Afortunadamente ahora el fútbol es una oportunidad de poder salir tranquilamente y de sentir, contigo, que los raros son ellos.

Ricardo Oveja Roja said...

no entiendo como nadie mas puso un comentario a este post, lo he leido hoy despues de un par de meses y me ha encantado ya se que esta mal que lo diga yo, el autorm pero... es un texto muy reflexivo, de que manera le podria hacer mas publicidad?