Wednesday, April 05, 2006

-PIRÓMANOS EN LA CIUDAD-



¿Te has preguntado alguna vez por qué ese amante con el que todo terminó sigue haciendo que tu capacidad de reacción sea anormal, que se te pongan las piernas flojas y tartamudees cada vez que te lo encuentras? Un ejemplo de tantos:



Un día, por Paseo de Gracia me lanzo un beso, anónimo, pues aun no le conocía, más tarde me saludo desde un autobús, esta vez yo no me di cuenta y el tercer encuentro, y por ser el número tres, que es por el que va la vencida, le conocí. Lolo, así se llama, cenaba en el restaurante donde a veces trabajo de extra -viernes o sábados y algún que otro día entre semana- acompañado de Javier, cuatro palabras de camarero, os pongo agua, vino, pan, aperitivos, bla bla bla, ¿la ensalada para quien es? Y Lolo que contesta siempre tarde:



-¿Tu estas un poco lento?
-no… estoy en otro sitio-
(aclaro que el restaurante es de ambiente, que lo de hablar y tirar la caña a los clientes no es muy descarado, sobretodo si quieres ser simpático, sobretodo si te gusta alguno, sobretodo si no tienes plan para esta noche y después de comprobar que la pareja que esta sentada en la mesa no es nada más que un amigo)
-ya me gustaría estar en ese sitio- (risas mías y del tal Javier)
-…mmm lo estas -



Hay personas que tienen la capacidad de sacarte los colores aunque seas la lechuga más fresca del huerto, Lolo me dejaba sin habla. Esa noche la mesa mejor atendida resulto ser la once correspondiente a mi rango, la mesa de Lolo y Javier.



La historia de Lolo solo duró un par de meses, con muchas cosas buenas y alguna que otra mala, pues si no ¿por qué este romance terminó? No lo se exactamente, supongo que la diferencia de edad, el tiene como diez más que yo o mi inmadurez frente a la genialidad de este hombre, con todas las letras que se merece. Lo que más me pica la curiosidad es el prólogo de esta historia que cumple un patrón muy habitual en las historias con los amantes, esa sensación de que la historia podría haber funcionado. En los encuentros casuales con el hombre, siempre me ha parecido que me miraba con deseo, que se estaba frenando, igual que yo, esa mano que se estrecha un par de segundos más de lo que el protocolo dicta, ese abrazo que va a cámara lenta, una sonrisa cómplice, la cara de alegría cuando te encuentras, una mirada de arriba abajo (una erección latente, a punto de comenzar)… todo gestos que indican que aun hay oxigeno, combustible y chispa, ¿Por qué no arde? porque nos reservamos, pasa con todos los amante, perdemos el contacto pues nos gusta saber que hay alguien al que le gustas perdido en el mapa de la ciudad, yo se donde vive y el sabe como localizarme. Se podría decir que no tenemos una amistad, como nos propusimos, porque si se llegara a una verdadera amistad se perdería la posibilidad de un encuentro futuro, de carácter, como mínimo sexual.



Así que mientras tanto: vivimos, tenemos parejas, amigos y tenemos nuevos amantes, (personas que nos cautivan, como Lolo y con las que no puede ser, como Lolo) con los que siempre queda en el aire ese punto de ignición, ese suspiro, ese momento que haga que toda la materia que se reservó prenda en llamas, arrasándolo todo dejando solo cenizas y saber, porque es bueno ser curioso, que hubiera pasado de haberse puesto en marcha el proceso químico, de esta forma vamos llenando el mapa de nuestra ciudad de puntos de material inflamable, constelaciones de posibles amores, de reservas emocionales, salpicando como en Valencia por san José, todos los barrios de fallas, solo que para el caso casi todas quedan en el indulto, intactas e inútiles piras sin combustión.



No os extrañe si tenéis vuestro mapa personal (porque las ciudades siempre son distintas en las cabezas de cada individuo, hay tantas barcelonas como personas viviendo en ella, quien dice Barcelona dice Murcia, refiriéndome, claro esta, incluso a las personas que vivieron o van a vivir aunque solo sea por unas horas, esa impresión de la ciudad queda plasmada en el recuerdo del individuo de una forma tan personal que se podría decir que ha nacido una nueva urbe), lleno de hogueras sin encender, que se van acumulando, en los distintos barrios, esto solo indicará la cantidad de veces que estuvisteis enamorados de alguien con el que no salió del todo bien, pero no os preocupéis vosotros también sois puntos por arder para ellos, porque en estos casos todas las sensaciones son parte de una ilusión compartida, de un deseo que solo existe porque la otra persona siente lo mismo y que esa mano que se suelta un poco más lento de lo normal, cuando de forma casual os encontráis, no es producto de la imaginación es algo real, existe.

4 comments:

Ricardo Oveja Roja said...

GUAPO QUE NO TE LEE NADIE! O NADIE QUIERE OPINAR...

Anonymous said...

yo te tiré un beso y no lo recogiste, chico de isla

Anonymous said...

MARAVILLOSO.NECESITO QUE SIGAS DEFINIENDO A LA PERFECCION LO QUE YO NO SABRIA.DESDE YA¡ SERE UN ADICTO A TU BLOG.
SATANA

Anonymous said...

Me encantó el texto, me encantó la historia, me encantó (como siempre) tu ilustración, me encantó que separaras los párrafos...

Me pregunto qué pasa después, cuando la falla arde y la historia va más allá de un love affair con fecha de caducidad.

Ya te contaré...