Wednesday, September 27, 2006

¡SI! SOY MEDIOCRE, TAL VEZ MALO, A LO MEJOR MALÍSIMO-

El otro día se me ocurrió preguntar a un amigo que tal lo que había leído del blog, la respuesta fue algo así:


Tengo que decir que por un lado parece interesante todo lo que cuentas, pero por otro lado, espero que no te ofenda, tiendes a escribir de una forma muy pretenciosa, como cuando alguien intenta hablar en un argot que desconoce, como cuando tu padre intenta hacerse el moderno haciendo frases como “que pasada” y cosas así, en definitiva: que no eres nada natural a la hora de escribir, si me aceptas un consejo, intenta escribir más parecido a como hablas sin tantas formulas efectistas, se más directo, cuenta las cosas como son, como tú las dirías.


Piscis ascendente capricornio y del horóscopo chino dragón de fuego… ¿sabéis lo difícil que es para este grupo, al que yo pertenezco, aceptar la crítica? Pues si, me cuesta horrores asumir lo mediocre que soy escribiendo, incluso sabiendo de antemano que lo soy. Después de la critica de mi amigo, empecé a pensar que fallos estaba cometiendo, primero como es lógico leí todo lo anteriormente publicado intentando trazar un mapa de errores, cuales eran mis excesivos manierismos y artilugios con los que intentaba aparentar un mayor dominio del castellano, para darme cuenta de que tanta nata sobre nata resultaba empalagosa, sobretodo porque no estaba dominando nada de nada mi lengua materna. En definitiva, podría ser, que si tuviera cosas interesantes que contar, pero que mi intento de aparentar lo que no soy, un licenciado en letras, un filólogo, un periodista, un escritor, hacían de mi forma de contar, algo incomible y pesado.


El problema surgió entonces ¿Quién soy yo en cuanto a mi forma de escribir? ¿Soy igual en mi día a día? ¿Me oculto con efectos? ¿Soy sincero ante los demás? O ¿tal vez intento aparentar algo que no soy en todo momento y no tan solo cuando intento escribir? Es cierto que en determinados momentos soy muy mimético, si paso toda la tarde hablando con un italiano terminaré el día con acento italiano, si paso un rato hablando con un cubano tiendo a hablar con acento cubano… esto me hace más cercano a la persona con la que hablo, pero no lo hago conscientemente, se produce de forma natural, como si fuera un camaleón capaz de adoptar cualquier color y tan acostumbrado a hacerlo que no me doy cuenta de que cambio en función del los matices del decorado.


Hace mucho tiempo me recomendaron leer un libro de autoayuda titulado “el caballero de la armadura oxidada”, lo leí de muy mala gana, porque odio este tipo de libros, ellos te dan una solución a un problema, que se supone que tú tienes, si eres capaz de entender el libro y aplicarlo te puedes dar con un canto en los dientes, haz mejorado, eres una persona nueva, si se te ocurre decir, como a mi, que el libro es espantoso y que menuda mierda de literatura barata que pretende salvar a las personas con una fábula facilona cargada de metáforas tan obvias como petardas ¡mala suerte! sigues siendo el mismo, estas estancado no eres capaz de aprender. Pues el dichoso libro, que se lo aria comer a quien me lo recomendó (un día tendría que dedicarle un capítulo entero a Daniel, aunque sería darle mucha importancia a las aventuras y desventuras de la “Gunilla duquesa de loropark” y tampoco las merece), cuenta una historia de alguien que se oculta detrás de una armadura reluciente porque cree que la gente lo quiere así, con armadura, pero nunca enseña quien es en realidad, hasta que llega un punto en que nadie quiere a la persona sino a la armadura, la armadura se oxida y queda atrapado en ella, el aislamiento que esta provoca impide que reciba el cariño de las personas que le quieren, etc, etc, etc. El libro era una autentica basura que estaba haciendo millonario al que lo escribió, lo leí hace unos diez años y el efecto que me causó fue un trauma tremendo, aun hoy cuando me siento incomprendido por los demás, pienso si yo estaré encerrado en una armadura de apariencias que no dejan ver a los demás quien soy. Por cierto os recomiendo que no lo leáis, ni ese ni el de quien se comió mi queso, ni el camino de las lágrimas, ni el otro, ni aquel, que si realmente os sentís mal acudáis al psicólogo… o que leáis el horóscopo, para el caso es lo mismo, aunque aquí por lo menos la culpa de todo es de las estrellas y planetas.


A la larga, este tipo de libros, los de autoayuda, os causará más problemas que beneficios. Por lo tanto declaro que: ¡Odio todos los libros de autoayuda! os recomiendo que los odiéis también, no os pueden gustar de ahora en adelante, que si queréis leer literatura barata me leáis a mí que por lo menos yo, en la red, soy gratis y no os causaré ningún problema psicológico futuro (eso se llama autopromoción ¡si señor!)


Volviendo al tema principal, mi falta de identidad, me gustaría preguntar ¿que puedo hacer para ser yo cuando escribo? He pensado, aprovechando el verano, en apuntarme a un taller de escritura, uno de esos en el que el profesor es un fanático de Maruja Torres, Zoe Valdez o Miguel de Libes (por nombrar algunos escritores) y pretenda que todos sus alumnos terminen siendo sombras chinescas de sus ídolos… claro que ¿Alguien me tendrá que corregir y aconsejar? ¡la verdad! estoy por llamar a cita previa para pedir hora con mi doctor de cabecera ¿Él sabrá que hacer?. Mientras encuentro una solución a mi falta de estilo literario, me daré un baño de vanidad con la otra mitad de mi blog, las ilustraciones, que fueron elogiadas por mi crítico amigo, así me escondo otra vez en mi armadura, que en general gusta tanto, quedándome en el interior sin percibir las cosas malas, aunque tampoco las buenas. Os pido con gran interés, esta vez, que seáis críticos conmigo, sacadme la piel a tiras en los comentarios, tal vez así aprenda y me baje de ese pequeño pedestal donde a veces me subo creyéndome mejor que otros.

Saturday, September 23, 2006

-COMENZANDO EL DÍA-


Vivo en una de las arterias del centro de Barcelona, una de las calles con más tráfico. Mi habitación da justo al exterior en un segundo piso real, nada de entresuelos, principales, pos pos suelo, entre principales o cualquier cosa que se inventan en Barcelona para llamar a un tercer piso primero y a un cuarto segundo.
Si sí, mucha luz en mi habitación porque da al exterior, ¡que suerte! Y que ruido…


Esta mañana estaba durmiendo, intentándolo mejor dicho, cuando por un momento empezó a vibrar toda la habitación con un sonido ronco y continuo… ¡malditos camiones! Pues no parecía que estaba en medio de una ceremonia tibetana con los amplificadores del los conciertos de cualquier estrella internacional del pop, ¡Qué digo pop! ¡De “heavi metal”! ¡Su p-u-t-a madre!
-¡Desde luego esta ciudad tiene un grave problema de ruidos!- me lancé al balcón y aun en calzoncillos me uní a la fiesta de los decibelios con cuatro gritos bien dados, creí que se me rompían las cuerdas vocales, evidentemente nadie me oyó, claro está que no soy ningún barítono, que mis grititos no pueden competir con el motor de un camión o los coches y las motos. Con los ojos inyectados en sangre, cogí la almohada y me fui a la habitación de mi compañero de piso -¡Ala! ¡A dormir…!- cinco, cuatro, tres, dos, uno, -¡Es-cán-da-lo es un escándalo! ¡Es-cán-da-lo es un escándalo!- ¡El despertador! (Rafael, en el movil… cada uno tiene sus fetiches) -¡me voy a volver loco!-, pensé en llamar al trabajo y decir que me encontraba mal, pero soy tan responsable para estas cosas…



Los pies en el suelo sentado en la cama, las palmas de las manos en los ojos restregándolos antes de ponerme las gafas… de ropa me puse lo primero que encontré, combinación imposible de colore… -¡señores si parezco daltónico! De los que confunden los colore, no de los que son fans de los hermanos Dalton-, por la calle mirando al infinito y… de repente… ¿Por qué me mira la gente? Que incomodo que voy… ¡la camiseta con lo de atrás pa´lante! como “Linda Bler” en el exorsista (¡ah! Maravillosa película del genero de terror… ¡que miedo! Pero que maravillosa y… ¡que miedo!).


Auriculares en los oídos, carpeta en la mano, bolsa cruzada, bolsillos: móvil, cartera, mp3, monedas, llaves, un cd para pasar la mañana, corta uñas que uno nunca sabe, afilador para los lápices de colore (hoy voy a dibujar mucho)… me gusta tener todo a mano en los bolsillos -¡hijo de dios! ¿Para que llevas esa bolsa cruzada?- -pues porque… porque dentro… dentro… dentro llevo eso que si no lo llevara querría usar: diez cds (los más importantes del momento), tiritas, colutorio, cepillo de dientes, un libro que me dijeron que estaba bien y a lo mejor leo, un libro que estoy leyendo, condones (muy importante), lubricante (muy importante), colirio, espray nasal, unas muestras de perfume, crema hidratante, cacao para los labios, otro juego de llaves por si pierdo las del bolsillo, un cable usb, un pasa-puré, la mini pimer… siempre hay algo a lo que quitarle los grumos, algo… y podría ser que… donde y cuando… ya me entendéis…-. Cuando las “maris” pusimos de moda que los hombres llevaran bolsa o bolso, como las mujeres, tendríamos que haber advertido que en la bolsa o bolso (no me aclaro con el genero de este producto) siempre terminas poniendo más cosas que en los bolsillos del pantalón y que por terminar pareciendo pequeño o pequeña, lo sustituiríamos por uno o una de mayor tamaño, luego se llenaría igual, primero porque te parece que está vacío, y después por necesidad, ya no puedes prescindir de las cosas que llevabas para llenarlo… luego compras otro más grande y… ¿Por qué pagamos alquiler por una habitación? ¡Si parezco una rulot!


Llego a la esquina de la calle, de lejos puedo ver al “paper voy” (no se como se escribe, pero nos entendemos ¿no?, me apuntaré a un curso de inglés…) me acerco al que reparte el periódico, el gratis, el de por la mañana, el que te dan en la salida del metro o en ese cruce tan concurrido, pido un ejemplar que cojo con la mano que me queda libre… ¡Zudoku! ¡Zudoku! ¡Zudoku! (o como se escriba, ya nos entendemos ¿no?, me apuntare a un curso de japonés…) La mañana es larga y este pasatiempos me ocupará unos minutos… bueno, bueno, tal vez media hora… ¡Está bien! ¡Un par de horas!


En la cafetería italiana, -¡bon giorno!- -¡bon giorno per la matina!- (no se como se escribe, me siguen entendiendo ¿no?, me apuntaré a un curso de italiano…) no me va a dar tiempo de tomarme el café, casi gritando-¡Necesito un café! Perdón, un café solo por favor ¡par llevar! Por favor…-


Miro el reloj, llego justo a tiempo -¡Hola buenos días!- a coro -¡buenos días Ricardo!- -me voy que abro la tienda en… ¡ya!- -¡espera!, ¡espera! que tienes unas cartas que han llegado, por cierto llevas la camisa al revés…-mirada y suspiro de resignación, abro la boca y prenso los sobres con los labios, llego a la puerta como malabarista del circo pololo…-¡me cago en!… ¿las llaves? Si, seguro que las tengo pero ¿Dónde?- la carpeta a modo de bandeja (que para algo he sido, soy y seré, camarero) sobre esta periódico y luego café. Mano libre y cuatro bolsillos repletos de cosas importantísimas para mi día a día, toco izquierdo trasero, toco izquierdo delantero, toco derecho trasero… ¡en el último!, bolsillo derecho delantero, (el más lógico para último ¿como no?) sorteo afilador, mp3 y algo que estaba blandito -¡dios sabe que será!- Con un dedo ¡por fin las llaves!...
Cinco, cuatro, tres, dos, uno -¡es-can-da-lo es un escándalo!- Vibra bolsillo trasero izquierdo, en mi intento por contestar, café, periódico y carpeta me hacen un Kandinski en la acera (¡qué bonito el desconstructibismo ruso! ¡Y no! no me voy a apuntar a un curso de ruso) -¿Si? ¿Quién es?- con la voz más serena que puedo poner mientras admiro el cuadro de periódico, café y carpeta, que incluye las puntas de mis Zapatos -¡Buenos días! esto es una encuesta automática que hace su compañía de teléfono para evaluar nuestro servicio, Responda solo si o no- -¡hija de @#&D* *#©×!!! (¡Jo! No hay un símbolo con un cochinito en mi teclado)-. No creo que la máquina me entendiera, pero yo me he quedado a gusto y sin ofender a nadie porque a una máquina no se la puede ofender… no cuentan, ni “robocop”, ni “madre” de aliens, ni el robot de “yo robot” o “Bender” de la grandiosa “Futurama”, ni ninguno de ficción. Ahora estoy un poco ronco, empieza la jornada… ¡podría haber metido unos zapatos limpios en el bolso o bolsa por si a caso! ¿En que estaría pensando?

Friday, September 08, 2006

-El CREPÚSCULO DE LOS DIOSES-


Cuando llegué a Barcelona, hace unos siete años, el primer trabajo que me ofrecieron fue como camarero en el local que entonces era el escaparate del mundo geto gay, el “Dietrich”, evidentemente en un par de semanas todo el mundo me conocía como el nuevo camarero del local de moda. Fiestas, noches sin fin, vips en todos los locales bebidas gratis, entradas gratis, muchas cosas gratis, un personaje del nocturno mundo; y por el día a contra reloj: comprar modelitos para el siguiente fin de semana o evento inaugural de la temporada, gimnasio, pollo y arroz, depilaciones (siempre he sido muy peludo), anti-ojeras… preparativos todos para estar impoluto en la siguiente aparición en la noche gay barcelonesa, para que entendáis lo absurdo de todo, mi trabajo consistía en recoger la botellas y copas que la gente dejaba por todas partes, cargar neveras y poco más, bueno también lucir palmito, eso te das cuenta más tarde.


Ayer invitado por Jose el único amigo que conservo de la fauna nocturna de mi trabajo como “recoge lo que otros dejan tirado” mas técnicamente “Office”, asistí a una fiesta que un grupo importante de la noche daba a sus empleados. En la entrada al recinto muchas caras conocidas, fue como regresar a esa burbuja de dioses que parecían mis días con Marlene, me sentí un tanto extraño de encontrar más maricas conocidas, de aquel entonces, de las que esperaba. De repente escuche una voz, que a gritos me llamó diciendo -¡canaria!- me giré y fue tal que así:


-¡hola! ¿Qué tal?-
-¡hola! Canaria… ¿ya regresaste de tu tierra?-
-no me he ido nunca, bueno de vacaciones si, pero siempre he estado aquí-
-¡ah! Que raro, como hace tanto tiempo que no te veía… pensé que te habías marchado-
-no maricón, solo que cambié de trabajo en un horario de día, ahora solo salgo cuando me va bien y me apetece-
-¡oye pues me alegro de verte! ¿Que calor que hace hoy?- (después de aquí ya no tiene ningún interés la conversación)


Alcé la vista, miré a mi alrededor y caí en la cuenta de que había mucha gente que quedó atrapada en ese mundo, trabajando o acudiendo cada fin de semana como cliente, yo no estaba en lo que se suponía, cuando llegué a Barcelona, era la cresta de la ola del mundo nocturno gay, asistía con demasiada irregularidad al gim, tenia un par de kilos mal distribuidos decorados con mucho bosque de pelos, no era ni mucho menos la más mona, tampoco me sentí acomplejado porque los aplastaría con mi gran personalidad o, si fallaba esta, con mi barriga. No voy a negar que me gustaría estar mejor físicamente, pero eso nos pasa a todos incluso a los que están muy bien ¿como creéis que nace la vigorexia o la anorexia? para estas cosas no hay límites y siempre se puede estar más musculoso o más delgado.


Lo que me resultó patético fue imaginar que sería de mí si me hubiera quedado atrapado en ese mundo burbuja, estaría pensando en mi primera operación estética, ganar tiempo al tiempo, para estirarme la piel y poder seguir siendo gogó unos quince años más, sentirme querido en un mundo estético y estático carente de cosas importantes, hacer demasiado habitual ese ritual de ir al baño con los amigos a meternos, vete a saber ¿que?, que nos dijeron que estaba buenísimo, sentirnos importantes porque: no tuvimos que hacer cola en la entrada, la chica del guardarropa no nos cobró nada porque nos conocía de hace ya demasiados años o reclamar al camarero que es nuevo y nos intento cobrar la copa –¿Cómo se atreve? ¡A mí! ¿No sabe quien soy? Hablaré con el dueño de la disco y ¡se va a enterar! El niñato- . Una reclusión voluntaria en un entorno que siempre me sería familiar, al que yo le sería siempre familiar, donde todos los días entra gente nueva como globos de oxígeno regenerador y salen viejos conocidos marchitos, oxidados por el paso del tiempo al que yo también estaba sujeto y que tarde o temprano la lucha por mantenerme como personaje “importante” en el ambiente de los clubes me caricaturizaría augurándome un final rocambolesco, enganchado a la música, a las drogas o alcohol, a los besos, halagos y piropos falsos de gente que solo me conoce de verme con los ojos en blanco y sudado bailando la buena música que siempre es buena cuando estas colocado.


En aquella época lo pase muy bien, también tenía una edad y unos objetivos que en esos momentos eran más lúdicos que otra cosa, afortunadamente fui consiente para retirarme del mundo nocturno aceptando que aquello no era lo mío y darme cuenta que la fecha de caducidad por aburrimiento estaba cerca de pasarse, también me ayudó darme cuenta, una mañana que salí temprano a pasear, que toda mi ropa brillaba demasiado que la lycra el lamé, los vinilos y acetatos se habían apoderado de mi armario. Ahora sigo vinculado a ese mundo, me gusta salir alguna vez, como a todos, pero libremente, como parte de la variedad de mi vida, no siendo la noche el eje central de mi existencia.


El problema no es pertenecer a la noche, esto le decía a mi amigo Jose esta mañana cuando hablábamos de la fiesta de ayer, el me preguntaba que si yo le veía así, como una cacatúa de la noche, porque el llevaba mucho tiempo trabajando para ella. Jose, mi amigo, es un señor currante donde los haya, para vivir trabaja mucho, y lo que le interesa de la noche es el dinero que se mete en el bolsillo, cuando toma vacaciones no sale de marcha, eso seria como seguir trabajando. Como decía el problema no es la noche, ni las drogas, ni el alcohol, ni pasar la semana pensando que te vas a poner el día que salgas, ni intentar aparentar menos edad de la que tienes… el problema real de todo esto que cuento es estar atrapado por la noche, las drogas, el alcohol, la moda, el físico, la apariencia, el problema es no evolucionar, no soltarte, quedarte para siempre como personaje, convertirte en caricatura típica de la noche, creerte imprescindible de la burbuja, la burbuja que te atrapó.