Saturday, September 23, 2006

-COMENZANDO EL DÍA-


Vivo en una de las arterias del centro de Barcelona, una de las calles con más tráfico. Mi habitación da justo al exterior en un segundo piso real, nada de entresuelos, principales, pos pos suelo, entre principales o cualquier cosa que se inventan en Barcelona para llamar a un tercer piso primero y a un cuarto segundo.
Si sí, mucha luz en mi habitación porque da al exterior, ¡que suerte! Y que ruido…


Esta mañana estaba durmiendo, intentándolo mejor dicho, cuando por un momento empezó a vibrar toda la habitación con un sonido ronco y continuo… ¡malditos camiones! Pues no parecía que estaba en medio de una ceremonia tibetana con los amplificadores del los conciertos de cualquier estrella internacional del pop, ¡Qué digo pop! ¡De “heavi metal”! ¡Su p-u-t-a madre!
-¡Desde luego esta ciudad tiene un grave problema de ruidos!- me lancé al balcón y aun en calzoncillos me uní a la fiesta de los decibelios con cuatro gritos bien dados, creí que se me rompían las cuerdas vocales, evidentemente nadie me oyó, claro está que no soy ningún barítono, que mis grititos no pueden competir con el motor de un camión o los coches y las motos. Con los ojos inyectados en sangre, cogí la almohada y me fui a la habitación de mi compañero de piso -¡Ala! ¡A dormir…!- cinco, cuatro, tres, dos, uno, -¡Es-cán-da-lo es un escándalo! ¡Es-cán-da-lo es un escándalo!- ¡El despertador! (Rafael, en el movil… cada uno tiene sus fetiches) -¡me voy a volver loco!-, pensé en llamar al trabajo y decir que me encontraba mal, pero soy tan responsable para estas cosas…



Los pies en el suelo sentado en la cama, las palmas de las manos en los ojos restregándolos antes de ponerme las gafas… de ropa me puse lo primero que encontré, combinación imposible de colore… -¡señores si parezco daltónico! De los que confunden los colore, no de los que son fans de los hermanos Dalton-, por la calle mirando al infinito y… de repente… ¿Por qué me mira la gente? Que incomodo que voy… ¡la camiseta con lo de atrás pa´lante! como “Linda Bler” en el exorsista (¡ah! Maravillosa película del genero de terror… ¡que miedo! Pero que maravillosa y… ¡que miedo!).


Auriculares en los oídos, carpeta en la mano, bolsa cruzada, bolsillos: móvil, cartera, mp3, monedas, llaves, un cd para pasar la mañana, corta uñas que uno nunca sabe, afilador para los lápices de colore (hoy voy a dibujar mucho)… me gusta tener todo a mano en los bolsillos -¡hijo de dios! ¿Para que llevas esa bolsa cruzada?- -pues porque… porque dentro… dentro… dentro llevo eso que si no lo llevara querría usar: diez cds (los más importantes del momento), tiritas, colutorio, cepillo de dientes, un libro que me dijeron que estaba bien y a lo mejor leo, un libro que estoy leyendo, condones (muy importante), lubricante (muy importante), colirio, espray nasal, unas muestras de perfume, crema hidratante, cacao para los labios, otro juego de llaves por si pierdo las del bolsillo, un cable usb, un pasa-puré, la mini pimer… siempre hay algo a lo que quitarle los grumos, algo… y podría ser que… donde y cuando… ya me entendéis…-. Cuando las “maris” pusimos de moda que los hombres llevaran bolsa o bolso, como las mujeres, tendríamos que haber advertido que en la bolsa o bolso (no me aclaro con el genero de este producto) siempre terminas poniendo más cosas que en los bolsillos del pantalón y que por terminar pareciendo pequeño o pequeña, lo sustituiríamos por uno o una de mayor tamaño, luego se llenaría igual, primero porque te parece que está vacío, y después por necesidad, ya no puedes prescindir de las cosas que llevabas para llenarlo… luego compras otro más grande y… ¿Por qué pagamos alquiler por una habitación? ¡Si parezco una rulot!


Llego a la esquina de la calle, de lejos puedo ver al “paper voy” (no se como se escribe, pero nos entendemos ¿no?, me apuntaré a un curso de inglés…) me acerco al que reparte el periódico, el gratis, el de por la mañana, el que te dan en la salida del metro o en ese cruce tan concurrido, pido un ejemplar que cojo con la mano que me queda libre… ¡Zudoku! ¡Zudoku! ¡Zudoku! (o como se escriba, ya nos entendemos ¿no?, me apuntare a un curso de japonés…) La mañana es larga y este pasatiempos me ocupará unos minutos… bueno, bueno, tal vez media hora… ¡Está bien! ¡Un par de horas!


En la cafetería italiana, -¡bon giorno!- -¡bon giorno per la matina!- (no se como se escribe, me siguen entendiendo ¿no?, me apuntaré a un curso de italiano…) no me va a dar tiempo de tomarme el café, casi gritando-¡Necesito un café! Perdón, un café solo por favor ¡par llevar! Por favor…-


Miro el reloj, llego justo a tiempo -¡Hola buenos días!- a coro -¡buenos días Ricardo!- -me voy que abro la tienda en… ¡ya!- -¡espera!, ¡espera! que tienes unas cartas que han llegado, por cierto llevas la camisa al revés…-mirada y suspiro de resignación, abro la boca y prenso los sobres con los labios, llego a la puerta como malabarista del circo pololo…-¡me cago en!… ¿las llaves? Si, seguro que las tengo pero ¿Dónde?- la carpeta a modo de bandeja (que para algo he sido, soy y seré, camarero) sobre esta periódico y luego café. Mano libre y cuatro bolsillos repletos de cosas importantísimas para mi día a día, toco izquierdo trasero, toco izquierdo delantero, toco derecho trasero… ¡en el último!, bolsillo derecho delantero, (el más lógico para último ¿como no?) sorteo afilador, mp3 y algo que estaba blandito -¡dios sabe que será!- Con un dedo ¡por fin las llaves!...
Cinco, cuatro, tres, dos, uno -¡es-can-da-lo es un escándalo!- Vibra bolsillo trasero izquierdo, en mi intento por contestar, café, periódico y carpeta me hacen un Kandinski en la acera (¡qué bonito el desconstructibismo ruso! ¡Y no! no me voy a apuntar a un curso de ruso) -¿Si? ¿Quién es?- con la voz más serena que puedo poner mientras admiro el cuadro de periódico, café y carpeta, que incluye las puntas de mis Zapatos -¡Buenos días! esto es una encuesta automática que hace su compañía de teléfono para evaluar nuestro servicio, Responda solo si o no- -¡hija de @#&D* *#©×!!! (¡Jo! No hay un símbolo con un cochinito en mi teclado)-. No creo que la máquina me entendiera, pero yo me he quedado a gusto y sin ofender a nadie porque a una máquina no se la puede ofender… no cuentan, ni “robocop”, ni “madre” de aliens, ni el robot de “yo robot” o “Bender” de la grandiosa “Futurama”, ni ninguno de ficción. Ahora estoy un poco ronco, empieza la jornada… ¡podría haber metido unos zapatos limpios en el bolso o bolsa por si a caso! ¿En que estaría pensando?

2 comments:

Doctora Queer said...

Es cierto, reivindiquemos el bolso como gran aportación de las maricas al mundo masculino... A mi me va genial con él, porque meto muchísimas menos cosas con la mochila, que era lo que llevaba antes (no sé si como hombre o como eterna estudianta) sobre mis hombros. Por cierto, que el bolso siempre deja un hombro más bajo que el otro, así que no olvidéis cambiarlo de lado.

Feliz semana!

Ilustración del momento Kandinski ya!

Ricardo Oveja Roja said...

Es la primera vez que coloco una foto en lugar de un digujo... podeis criticar lo que querais, pero me disculpo diciendo que habeces una imagen vale más que mil palabras... y concretamente esta imagen me parece muy adecuada para este texto.